Por: Jorge Umaña Torres / corresponsal UNED Orotina
Recientemente, la UNED Orotina inició una jornada de trabajo clave en el proceso de mejora continua que impulsa dicha sede universitaria, con el objetivo de fortalecer los programas y cursos ofrecidos a la población de este territorio y su zona de influencia.
La iniciativa arrancó con una revisión integral del curso de orfebrería, orientada a optimizar el diseño del programa y sus respectivas rutas de aprendizaje. “Es un diseño que se construye en conjunto con los facilitadores del curso, el profesor Milton José Álvarez y Flor de María Vega”, explicó Patricia Jiménez Gómez, quien junto a Jeannette Rodríguez, coordinadora del área de proyectos en la sede de Orotina, ejecutan el proceso.
Durante la jornada se evaluaron las experiencias acumuladas en los tres años de implementación del curso en Orotina y los dos años en Esparza. Cada curso se organiza con rutas anuales y semanales de aprendizaje, ya que se imparte en sesiones semanales de cuatro horas. “El facilitador no puede improvisar; debe tener clara la estructura del curso antes de iniciarlo. Esto garantiza que el estudiantado reciba instrucciones precisas y comprenda las técnicas, conceptos y aplicaciones del arte que se enseña”, subrayó Jiménez Gómez.
La UNED actualmente ofrece formalmente cuatro cursos en distintos territorios: orfebrería, diseño artesanal, gastronomía y turismo rural. Aunque se trata de una oferta de educación no formal, el compromiso con la calidad académica es el mismo que en cualquier programa universitario. Cada curso cuenta con su respectivo programa y ruta de aprendizaje previamente definidos, como parte de los estándares exigidos por la institución.
“El curso no debe pasar por las personas, sino llegar a ellas”, enfatizó Jiménez Gómez, quien destacó que el objetivo es fortalecer las capacidades técnicas y de gestión empresarial de los participantes, y con ello, mejorar su calidad de vida y dinamizar la economía local.
Por su parte, los facilitadores Milton José Álvarez y Flor de María Vega expresaron su satisfacción por el impacto alcanzado en ambas comunidades. “Al principio estábamos un poco novatos. Ya en el segundo año logramos empoderarnos y enseñar mejor el arte de la orfebrería”, relató Álvarez. Por su parte, Flor Vega añadió que, “los estudiantes han avanzado mucho y ya comercializan sus productos, lo cual demuestra el impacto positivo de un programa bien estructurado”.
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